Cuando se intentó introducir el Comunismo en esta parte de América

María Celsa Rodríguez,

De acuerdo a lo publicado en el portal “El Acontecer” de Uruguay, en un artículo del Sr Ricardo Berutti, del 08 de mayo del 2013, con el título “La incomoda memoria de la gente” [1] dice que Una información de la Agencia EFE consignó que “Brasil participó con el consentimiento de EEUU en el fraude electoral de 1971 en Uruguay, y en la preparación del golpe que derrocó a Salvador Allende en Chile en 1973, según documentos desclasificados por el gobierno estadounidense y correspondientes a la presidencia de Richard Nixon”.

Esto también lo explica de forma más clara Horacio Centanino, en su libro “La dictadura reflexiones y relatos” [2] en que escribió que “Las elecciones de 1971 transcurrieron en un clima decididamente anómalo, de violencia y de polarización sin precedentes. Fueron frecuentes durante las campañas proselitistas los atentados contra hombres, domicilios particulares y comités de base del Frente Amplio, los choques violentos entre policías y manifestantes, las limitaciones a la libertad de prensa. Había una guerrilla urbana en ascenso y también grupos paramilitares que secuestraban y mataban. La recién creada coalición de la izquierda hacía su debut electoral en 1971 y la posibilidad de su triunfo inquietaba profundamente a los partidos tradicionales y a los sectores económicamente mas poderosos. Inexistentes y nunca desmentidos rumores en el momento pre-electoral hablaban de un movimiento de tropas brasileñas a lo largo de la frontera norte preparando una eventual invasión al país en caso de un triunfo frentista”.

En la pagina 147, Horacio Centanino, agrega a pie de página que “el Plan denominado “Operación 30 horas” ha sido confirmado […] por el general brasileño Ruy de Paulo Couto, quien fue agregado militar en Montevideo. Al respecto dice que: «el Presidente Pacheco Areco, estaba muy preocupado por la actuación de los tupamaros y preguntaban si podían contar con el apoyo de nuestro Tercer Ejercito”. Es decir “Brasil estaba lista para invadir el Uruguay, si la izquierda ganaba las elecciones en 1971”.

Se destaca en “el memorándum top secret, publicado por la organización no gubernamental National Secret Archives (NSA)”…. que era una preocupación del Presidente Richard Nixon, “intentar y prevenir nuevos Allendes y Castros y evitar donde sea posible invertir esas tendencias». Es decir, era una preocupación de la Casa Blanca, que la izquierda tome dominio de esta parte del continente.

Por su parte, Ricardo Berutti, nos relata que «el voto fue obligatorio, y empujó a muchos ancianos que no solían votar. El mismo abarcó a militares y policías, quienes habrían sufrido presiones. Al respecto cabe citar el artículo “Para la crónica de una victoria” firmado con las iniciales G.Ch. (que corresponden a Guillermo Chifflet) del 11 de febrero de 1972 en MARCHA. En el mismo se consigna que en el Club Cerro, en una mesa especial, votaron integrantes de la tropa. Lo hicieron delante de los Oficiales.

Consultado uno de los soldados, respondió: “Acá todos votamos por la democracia” (que en la jerga de la época era “no votar al Frente Amplio”: [un partido de izquierda con ideas antiimperialistas al cual pertenece el Presidente Tabaré Vazquez]) y al serle preguntado si habría votos del Partido Nacional, la respuesta fue: “Pa´mi que no, porque del cuartel trajimos todos las listas de Pacheco.”

«Delegados del Partido Nacional, presentaron denuncia ante el Juez Letrado de Instrucción de 5to. Turno “por delito cometido por delegados colorados e integrantes de la Junta, que retiraron -como desechos- paquetes con votos, ordenaron luego la sustitución de listas blancas por coloradas y las reintegraron al Cilindro Municipal”. La denuncia fue íntegramente publicada por MARCHA el 4 de diciembre de 1972. Como prueba: “Se acompaña un paquete conteniendo: sobres, hojas de votación, sobres con tirillas, sobres rotos, correspondiendo a distintos circuitos, hojas de votación registradas (…)”.

«El Directorio del Partido Nacional, en oficio remitido a la Corte Electoral, interpuso formalmente un recurso de reposición y apelación denunciando todas las irregularidades (entre las que se contaba la existencia de circuitos con más votos que votantes, la desaparición de urnas, la aparición de sobres de votación válidos tirados en distintos puntos del territorio nacional, y otras), documento que lleva las firmas del Dr. Justo M. Alonso, Presidente, y Manuel López Esponda y Pedro P. Berro, Secretarios; y no la del Dr. Aparicio Méndez, como corrientemente se cree. El miembro nacionalista de la Corte, Dr. Carlos Saráchaga, del M.N.R., formuló la siguiente proposición: “Mociono para que la Corte, en atención al pedido del Partido Nacional y a lo que disponen los artículos 162 y siguientes de la Ley de Elecciones, disponga la anulación de la elección en aquellos circuitos ordinarios del Departamento de Montevideo, en que se haya probado que hay más votos que votantes (…), convocándose a una elección complementaria a los inscritos en dichas circunscripciones que no hayan sufragado el 28 de noviembre último en otros circuitos”

Todos los recursos fueron desestimados por la Corte Electoral, con mayoría colorada(Recopilaciones año 2001)”. [1]

Aquí queda demostrado que solo se “trajeron” en algunos circuitos las listas pertenecientes al candidato del Partido Colorado, pero no habían las que correspondían al Partido Nacional, que fueron desechadas. Motivo por el cual estos denunciaron a los delegados del Partido Colorado y a los integrantes de la Junta Electoral, que se habían tirado los paquetes con votos (o papeletas) sustituyendo listas blancos por colorados, probando esto con los paquetes que presentaron donde se podía ver -de acuerdo a datos de la época:

“sobres, hojas de votación, sobres con tiritas, sobres rotos, correspondiendo a distintos circuitos,
y hojas de votación registrados […], circuitos con más hojas que votantes, desaparición de urnas”

Sin embargo, no se hizo lugar a la denuncia, y los recursos no fueron reconocidos por la Corte Electoral, – que por cierto-, de acuerdo a la recopilación de la época-, era de mayoría Colorado.

Pero lo que surge de toda esta historia es que Castro, tenia intensiones de dominar el sur de América.

Según Jules Dubois [3] “los comunistas en la Argentina, han estado esperando a que viniera el Che Guevara y tomara el mando de la Revolución Roja, le declaró De La Torre, al autor: “ él ha sido escogido para dirigir el Ejército Rojo Argentino, cuyas bases se formaría por las guerrillas organizadas, financiadas y entrenadas según sus órdenes por la Embajada en Buenos Aires” […] De La Torre, reveló que a la embajada le fue ordenado imprimir el folleto de Guevara “Guerra de Guerrillas” distribuyéndose en Argentina. En él se explicaba en detalles en 48 páginas “sobre la preparación de explosivos y como efectuaban la destrucción de instalaciones estratégicas con ellos” […]

“Todo el plan indicaba – dice De La Torre-, que Guevara fue escogidos por el Kremlin para ser el Dictador Comunista de la Argentina y para extender el Imperio Rojo a Uruguay, a través del Rio de la Plata; a Paraguay y Bolivia, hacia el Norte; y a Chile y Perú, hacia el oeste, atravesando los majestuosos Andes”.

Según una carta fechada el 19 de julio de 1961, el Che Guevara, le daba ciertas instrucciones a un tal Guillermo León Antech, que fue expulsado de Venezuela, por actos de violencia y subversión, y Castro lo transfiere a Bs. As. como Encargado de Negocios. En la carta, Guevara, le daba instrucciones para que tome contacto con el hermano trotskista del entonces Presidente Frondizi – Silvio Frondizi- recomendándole que se relaciones con cuidado con el líder del ala izquierda del peronismo que estaba dirigida por John William Cooke, el cual residía en Cuba, pero que se lo veía como el heredero de Perón –supuestamente-. Lo que se buscaba era tener la seguridad de que los peronistas se mantuvieran “aislados de la política argentina, su otra salida electoral era entrar en el Frente Izquierdista. Esto ayudaría al acceso al poder de la revolución socialista (comunista)”. Es decir, usarían al Peronismo pero por su base popular y la otra medida era el resquebrajamiento del Partido Democrático Cristiano, igual que se había hecho como estrategia política de debilitamiento en Perú y en Chile.

Había que dividirlos “para que se preocupen más de pelear entre si que contra nosotros”-pensaban. Esta estrategia política no ha cambiado.

Y la Operación diseñada desde Cuba era clara: introducir como sea el comunismo en esta parte de América.


María Celsa Rodríguez Mercado
Directora de Relaciones Publicas
Hispanic American Center for Economic Research
HACER – Washington DC
www.Hacer.org

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