El mal trato de la política hacia el soberano

Por Ricardo Bustos

Quienes nos consideramos personas de bien, con errores o aciertos, cuando opinamos sobre algún tema de actualidad, siempre encontraremos detractores de la palabra por la sola razón de responder con alguna crítica, muchas veces grosera, sin fundamentos prácticos pero si ideológicos. En esta época de reacciones «calientes», es muy difícil escribir sobre las bondades que representan las buenas palabras y si de respetar la investidura se trata, peor aún. 

El mal trato de los gobernantes hacia el pueblo, se ha transformado literalmente en ofensas a la integridad moral de los ciudadanos. Mentiras, atropellos, arrebatos de lo nuestro, inflación, inseguridad, muertes, secuestros y una innumerable lista de delitos en donde el Estado es parte de la culpa por la falta de previsibilidad, son algunas de ellas.

Pensando en voz baja para no recibir otra queja de mis amigos, comencé a observar las carencias de todos nosotros, el pueblo que se sacrifica todos los días para llevar a su casa lo más elemental que es el sustento para la familia, esa misma familia que ve como se deteriora cada día su otrora hermoso sistema de vida construido en tiempos de paz, libertad, prosperidad, respeto y confianza….Y es extraño pues aunque parezca mentiras, estamos en Democracia y son esos los valores que nos van quitando de a poco, con el agravante de saber que muchos ciudadanos aún no se han dado cuenta o no quieren aceptarlo.

Nuestros gobernantes y los políticos que forman parte de la «desganada oposición», deben parecer…además de ser y dedicarse en exclusivo a los problemas existentes en nuestro país que para eso ya tienen bastante y no estar todas las semanas participando de foros nacionales o internacionales o programas de Radio y Televisión como si fueran estrellas de cine, donde lo único que logran es dejarnos mal cada vez que asisten a esas reuniones disfrazadas de intenciones saludables para las soluciones que la nación necesita, Gasto en viáticos y pasajes que salen del bolsillo de todos los que aportamos al Estado, son su cómoda forma de «trabajar» que han adoptado.

Nos estamos quedando solos como sociedad y ya ni la unión hace la fuerza. En las calles todo es violencia, cortes de rutas, vandalismo, huelgas inventadas para quedar bien con los ideales políticos pero vacías de contenido legítimo, con gremialistas millonarios incursionando en el fútbol, empresas y cargos electorales, pero con trabajadores pobres.

Cuando el país volvió al sistema Democrático, no fuimos capaces de organizarnos civilizadamente y como solución mágica incorporamos millones de ciudadanos a los “trabajos estatales”, vaciando la escuela de oficios, dejando las calles sin plomeros, carpinteros, electricistas, gasistas, azulejistas y agigantando las aulas con estudiantes de Asistencia Social, como si ya se hubiera sabido que el futuro de nuestra amada Argentina, estaba en el asistencialismo por tanta mano de obra destruida con un sistema que los mismos gobernantes fueron creando. Hoy es mas fácil encontrar a los jóvenes tirando pelotitas para arriba en un semáforo que aprendiendo un oficio y eso forma parte del famoso colectivo mentiroso de la nueva cultura ciudadana.

Han levantado la peor de las industrias, la que más trabajo cuesta hacer desaparecer después de la droga y el robo y es la falta de amor por la cultura del trabajo. Hoy millones de argentinos practican el “alpedismo” (perdón) y no precisamente por haber nacido vagos, sino porque los fueron forjando con la dádiva y la promesa salvadora de un plan social mísero que solo sirve para fomentar mas aún el descanso.

En lo personal volveré a creer en la dirigencia política, el día que en las colas de los cajeros del Banco no vea mas gente esperando para cobrar el «plan» a jóvenes con un celular de alta gama, o una moto 0 Km., zapatillas de $3,000 y ropa de última moda. La ayuda social es para solucionar en parte el problema de los hogares con los alimentos y ese, a juzgar por la desnutrición que hay en los niños argentinos, por lo visto no es su destino.

Albert Einstein decía que “La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices”. Así las cosas, a los gobernantes y los opositores que ocupan bancas en los Municipios, las Provincias o el Congreso de la Nación, que son nuestros inquilinos del poder, les podemos decir que quizá no somos tan inteligentes como Einstein pero tampoco tan “tiernos” como Blancanieves. El día que nuestro país deje de debatir sobre peronismo o antiperonismo y la política se preocupe por buscar el camino que nos lleve a un futuro de grandeza, seguramente el pueblo en su conjunto, valorará ese gesto y apoyará las decisiones que se tomen. Mientras tanto, seguiremos con polémicas sin sentido atrasando el reloj un poco mas cada día hasta detenernos en el tiempo como uno de los exponentes mas tristes de la escena internacional.

Nada es imposible y ya lo hemos experimentado muchas veces desde que nacimos a la vida como país. De los dirigentes depende encontrar la solución.

«No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico». Aristóteles- Filósofo griego.

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556

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