Reconocer su existencia no significa estigmatizar. Los niños son víctimas y nadie se hace cargo

Por Ricardo Bustos

Detrás del abandono de los niños se esconde la basura de una familia destruida por la droga y el alcohol.

Con la excusa de no estigmatizar a los mal llamados «vulnerables», se justifican todo tipo de delitos. No existen las familias en la clase social de personas que se consideran excluidas, aún con todos los medios que el Estado otorga para que puedan estudiar o aprender algún oficio que les permita autosustentarse. Si por lo menos fueran hogares ensamblados en donde los padres de uno y otro lado se preocupan por los hijos que han traído al mundo, otro sería el cantar.

Vamos al cajero de un Banco y encontramos mujeres que apenas llegan a los 25 años con 6 o 7 hijos, de los cuales, quizá dos, sean de un mismo padre, circunstancia que genera múltiples conflictos sociales y anímicos en los niños.

A eso debemos sumar que en muchos casos en esos niños hay desnutrición, falta de higiene, sin controles médicos a las criaturas a quienes el Estado provee de subsidios económicos por medio de sus madres para que cumplan con ese requisito fundamental y con la terrible tentación de los chicos cuando ingresan a la pre adolescencia de ingresar en el submundo de las drogas y el delito.

Se ha destruido la célula más importante que tiene una sociedad organizada que es «LA FAMILIA». Claro está que el día de las elecciones «todos votan».

Los medios de Mendoza, nos traen una terrible noticia y no porque no la conocíamos, sino porque certifica por las fuentes, que estamos ante una situación muy difícil de revertir en el corto y mediano plazo.

Según las informaciones que surgen del Órgano Administrativo Local (OAL), de la Dirección de Infancia, Niñez y Adolescencia (Dinaf), el asombro se hizo dueño de los profesionales al comprobar que cada día llegan mas bebés a la casa Cuna, con cocaína en sangre.

De acuerdo a las estadísticas oficiales, 8 de cada 10 pequeños que ingresan a la entidad oficial presentaron esta condición al momento de los análisis en sangre realizados en las maternidades provinciales. En número concretos: 17 de 22 recién nacidos tenían rastros de la droga en sus cuerpos debido al consumo de sus madres, una problemática que no se detiene.

«Son chicos que padecen síndrome de abstinencia, con convulsiones y llantos prolongados. Sus mamás están en situación de vulnerabilidad y no han realizado controles durante el embarazo». «Lo primero que se hace es cortar la lactancia materna, y se suple con el banco de leche o productos maternizados. Hemos tenidos casos donde se percibe el síndrome de abstinencia», indicaron los profesionales que atienden a los lactantes.

Si bien la noticia llega desde la Provincia de Mendoza, debemos reconocer que esta problemática está presente en todos los rincones del país. Solo en mendoza, 506 menores están albergados en alguno de los más de 30 hogares oficiales.

En la Casa Cuna, conviven unos 100 niños hasta los cinco años, con problemáticas de todo tipo, como abandono, violencia y abusos. De ese total, el 20% son recién nacidos, de los cuales la mayoría presentó indicios de consumo de cocaína por parte de sus mamás.

Pero, hay otra realidad que preocupa a las autoridades. Del total de chicos que viven en los hogares mendocinos, más del 10% tiene problemas con las drogas, desde «Poxirán» (la bolsita), marihuana y hasta cocaína. Son menores de entre 12 y 14 años. (Fuente La Nación)

Cuando se analiza el comportamiento social de los jóvenes progenitores, surge en primera instancia que en las mujeres continúa la vida de adolescente, asistiendo a lugares de diversión como si no tuvieran ningún compromiso con sus hijos a la hora de decidir entre ir a un boliche o quedarse en casa a cuidarlos y en el caso de los varones, se sabe y es de público conocimiento que, directamente no se hacen cargo de sus actos o quizá algo mas grave, en muchos casos ni se enteran que tienen algún hijo, después de su peregrinar amoroso por las calles de la vida.

En la otra vereda, asoma otro drama con resultados irreparables para el tejido social de las familias.

Los femicidios dejaron sin madre a 3,158 niños y adolescentes en todo el país desde 2008 hasta el primer semestre de este año 2018, es decir que en menos de una década casi todos los días algún chico quedó sin su mamá, asesinada en hechos de violencia de género, según cifras del Observatorio de Femicidios de la organización civil La Casa del Encuentro. En el 63 % de esos casos están involucrados menores de 18 años (2,012 niños y adolescentes), advirtió Ada Rico, quien preside esa ONG.

«El femicidio es la última y más grave instancia de la violencia de género, casi siempre precedida por violencia doméstica, amenazas y maltratos en todas sus variantes, un círculo que suele tener cautivos durante muchos años a los hijos, quienes, aunque no reciban golpes, siempre resultan agredidos por la situación que se vive en su casa y la victimización de su mamá», explicó Rico.

Este año, sólo en el primer semestre, 239 hijos perdieron a su mamá. De ellos, 153 tenían menos de 18 años cuando ocurrieron los crímenes.

En 2016, el Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes intervino en 29,839 casos registrados en la Capital Federal, de los cuales la mitad estuvo relacionado con situaciones de violencia y, de ellos, el 25 % fueron graves. Además, el 40 % del total de llamados recibidos en la línea telefónica gratuita 102 del Consejo, que funciona las 24 horas, correspondió a «alguna situación de maltrato físico, psicológico u otra forma de violencia sufrida por menores de 18 años».

«Hay que abandonar la creencia que ubica a las situaciones de maltrato infanto-juvenil en la órbita privada de las familias; son actos que lesionan los derechos de los chicos y deben poner en alerta a toda la sociedad», reflexionó Karina Leguizamón, titular del consejo.

La violencia deja «huellas» y las secuelas pueden ir desde problemas para dormir, de aprendizaje y miedos hasta dificultades para relacionarse con sus pares, reacciones exageradas o, por el contrario, poca capacidad de autodefensa. En los casos extremos, como los femicidios, además de perder a su madre, el padre «queda destituido de su función de padre» a los ojos de los niños.

«El amor es para el niño como el sol para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte». Concepción Arenal – (1820-1893) Escritora y socióloga española.

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556

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