Soberbia, inflación y ausencia de memoria, los males de Argentina

Por Ricardo Bustos

Un día de marzo del año 2012 y como ya era un clásico programa de televisión, como todos los días a la misma hora y por cadena nacional, Cristina, o mejor dicho la señora Presidente de todos los argentinos, inauguraba no se qué cosa por teleconferencia, una imagen que salía en la TV con gente en uno y otro lugar aplaudiendo a mil kilómetros de distancia a la intemperie con 50 grados de temperatura a la sombra, sin saber a veces que decía la Doctora, porque en ese mamarracho mediático el sonido se interrumpía por la baja calidad de las comunicaciones o directamente no se oía bien, mientras que, cómodamente instalados con aire acondicionado y fresquitos en la Casa Rosada, otro séquito de aplaudidores integrado por exitosos empresarios, poderosos gremialistas y obsecuentes políticos asentían con la cabeza cada frase que brotaba de los labios presidenciales que trataban de emular a la joven Angelina Jolie.

Recuerdo como si fuera hoy cuando nos decía a los argentinos que quería “UN PAÍS REAL” y la verdad es que nos dejaba temblando porque ya hace seis años tal afirmación iba a contramano de una realidad que nos golpeaba solamente con ver las noticias todos loos días.

Era imposible ignorar el “país real” de la abogada exitosa ya tenía inflación, delincuencia, desnutrición, falta de oportunidades laborales para los jóvenes y los no tan jóvenes, con la salud deteriorada de tal manera que ya no se podía contar con lo más elemental, como la atención o los medicamentos en hospitales públicos por falta de insumos, sumado a eso y como burla institucional recibíamos una cachetada de los legisladores aumentándose el 100 por ciento sus dietas “por el desfase y el atraso en sus haberes” y lo peor, para lograr su cometido, votaban los oficialistas y opositores levantando todos la mano al mismo tiempo sin chistar porque en eso estaban todos de acuerdo. Muchos de esos Legisladores todavía hoy ocupan bancas, aunque no en los mismos partidos políticos.

No he tenido oportunidad de conocer la verdadera historia del “diario de Yrigoyen”, pero según el relato de las crónicas en esa época, supongo que era muy parecido a lo que estábamos viviendo en la gestión kirchnerista. La verdad a nadie le preocupaba saber quién y porque le mentían tanto a nuestra Presidente, con datos que en nada coincidían con la auténtica situación que estaba viviendo el país.

Con el tiempo, lamentablemente pude comprobar que la arquitecta egipcia era cómplice de la mentira y mientras gobernaba a su antojo, acumulaba millones de dólares, tantos que aún no se sabe donde o como hizo para guardar o hacer desaparecer porque no hay espacio físico suficiente para ubicarlos en un solo lugar.

La señora presidente quería un «PAÍS REAL» mientras que yo quería un país donde los jueces no fueran dueños de prostíbulos, los legisladores cobraran por lo que trabajan y no por lo que trabajamos quienes les llenamos los bolsillos involuntariamente, donde los niños vayan a la escuela a estudiar y no a comer, los hospitales sean un lugar de contención para los enfermos y no una estructura con camas y con excelentes profesionales muy… pero muy mal pagos y la ANSES no sea nunca más proveeduría corrupta de dineros nuestros para funcionarios corruptos que desvían a su antojo las partidas que, en gran porcentaje corresponden a los jubilados.

Por último, queda en mi como recuerdo de aquel tiempo, su forma de hablar, ordenando a los ciudadanos como si fuera un general, los gestos, el rostro desencajado y el vocabulario con revancha en cada discurso siempre preparado para vengarse de alguien a quien se hubiera animado a criticarla. Sabiendo que quien me ordenaba ya no habita nuestra comarca, no podía permitir que una persona extraña a mis afectos decidiera por mi todos los días. Algo insólito vivíamos los argentinos allá por el año 2012. Debíamos respetar la investidura presidencial, pero la presidente no respetaba a quienes hicieron posible que ocupe ese lugar.

«La soberbia es una discapacidad que suele afectar a Pobres Infelices Mortales, que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder», General José de San Martín».

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556

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