Somos los más vivos en todo y así nos va

Por Ricardo Bustos

Leemos en el blog «Mencey Macro» de Canarias, España, donde se habla de economía y política, un artículo que, si bien refiere a los vicios y costumbres «Canarios», no está tan lejos de nuestra forma de ser.

«¿quien es el verdadero soberbio, el que trata de compartir lo que sabe o el que se niega a aprender lo que no sabe?.

Generalmente la ignorancia se suele acompañar de soberbia, porque el arrogante trata de minimizar sus carencias de sabiduría y autoestima usando la arrogante soberbia como mecanismo de defensa. «Yo no quiero saber nada de política», «todos son iguales» o «aquí no hay nada que hacer», afirma el ignorante pontificando por encima del bien y del mal, o mejor dicho escondiendo su propia incapacidad, su propia ignorancia y su propia falta de autoestima.

En realidad alguien definió la ignorancia no como la falta de conocimientos sino como la negativa a adquirirlos. Pero al ignorante su propia soberbia le impide experimentar mínimamente lo ignorante que es y, por tanto, darse cuenta de su situación y de poner algún remedio a la misma. El soberbio ignorante se hunde él solo cada vez más en un círculo vicioso.

Al no poseer herramientas mentales de cierto calado, tampoco es capaz de percibir las que sí poseen los demás, y de las que se podría servir para salir de su lamentable estado. Se encastilla en sus propias creencias y conclusiones y tan pronto ve que algún razonamiento le puede llegar a apartarse de las mismas -o, ¡qué digo yo!, siquiera fuera a sembrar algún mínimo atisbo de duda-, sencillamente lo ignora, lo deja de atender. Se niega a aprender. Le falta humildad para aprender y aquello que no comprende es una paparrucha o un cuento.

El soberbio ignorante no es capaz de entender que las posturas que él defiende no sean asumidas por el resto y no sean vistas por los demás con la misma claridad que él. ¡Son tan evidentes!. Mitifica y se agarra al sentido literal de las cosas, sin preocuparse de si están actualizadas o siguen siendo validas a dia de hoy. Los que no asumen y comparten sus puntos de vista lo hacen, según él, por razones extrañas y malvadas: son de otro bando, buscan hacer daño, están financiados por la CIA o por los Illuminati, son traidores. Toda idea o proyecto que él no entienda, le parece mala y digna de ser derribada.

Pero no solo compagina la ignorancia con la soberbia, también lo hace con el narcisismo,.. y que hay más narcisista que la típica frase «A mi nadie me dice lo que tengo que hacer». Evidentemente el narcisismo posmoderno se rebela ante cualquier idea de profundidad o jerarquía. Empieza diciendo que todas las opiniones son validas y termina diciendo que todas las opiniones valen lo mismo, como si todos tuviésemos el mismo grado de conciencia, de experiencia y de conocimientos.

Quién se niega a aprender lo que no sabe es, para mi, simplemente un necio. Pero como en este país despreciamos el conocimiento, despreciamos al otro y despreciamos a los pueblos que tenemos al lado y somos los mejores del mundo mundial porque vivimos en un paraíso, aquí no se vive en ningún sitio y la ONU en helicóptero tiene que venir a salvarnos porque nosotros lo valemos como el champú …

De las leyes que describen y tipifican la conducta humana podemos enunciar algo así como la Ley de la Conservación de la Ignorancia, «Es casi imposible cambiar un estado de cosas arraigado. Y es tanto más difícil cuanto menos sabe la persona o personas de la cuestión.» O dicho de otro modo, que cuanto más ignorante se es, más resistencia se ofrece a salir de esa ignorancia.

Así las cosas nosotros, los argentinos, si nos diéramos un baño de humildad, quizá nuestras vidas comenzarían a cambiar y con ello el destino del país.

Somos los más vivos de todos. Siempre se nos ocurrió el truco para perjudicar al resto, para no cumplir las reglas.

Nos encanta hablar a los gritos, donde sea: un colectivo, una iglesia, un aeropuerto.

No cuidamos los espacios públicos. ¿Cestos de basura y separar para reciclar? Agradece que de vez en cuando tiremos un papel cerca de un tacho.

Somos los mejores del mundo, en TODO.

Tenemos las mejores mujeres y no nos cansamos de repetirlo.

Tenemos la mejor carne, el mejor asado.

Inventamos la birome, ganamos premios Nobel y nos aseguramos de que todos lo sepan.

No somos solo argentinos. Somos también mitad italianos, franceses, ingleses, alemanes y todas ascendencias que nos dan nivel. Hay que aclararlo, no vaya a ser que nos crean “sudacas”.

Maradona, Messi, el “Che” y Gardel son nuestros. Y ¿los conocemos, tenemos una foto con ellos, fueron a nuestro colegio o jugaron en nuestro club?.

Cruzamos la calle donde se nos canta. La senda peatonal, los semáforos y otras señales de tránsito son símbolos sin sentido para un argentino, esté en Eslovenia o en Malawi.

No respetamos las colas.

No dejamos propina en ningún lado.

Donde vamos imponemos nuestras formas. El argentino no se adapta a la cultura nueva del país que lo recibe, sino que fuerza su cultura a ese país.

No tenemos paciencia para nada.

Nos quejamos de todo lo malo de Argentina cuando estamos afuera.

Extrañamos todo lo bueno de Argentina cuando estamos afuera.

Criticamos la cultura que nos recibe.

A pesar de las 17 razones anteriores, en general conseguimos los mejores trabajos.

Nos congregamos solo entre argentinos y armamos una micro Argentina, donde sea que estemos, para hablar con nostalgia del mate, el dulce de leche y la “cola-less”.

Realmente somos los mejores del mundo, en TODO. Aunque todo indique lo contrario.

Somos los más vivos de todos. Siempre se nos ocurrió el truco para perjudicar al resto, para no cumplir las reglas.
Siempre es bueno y saludable respetar las fuentes de información pero, lamentablemente en este caso, no las he podido encontrar. El blog de la presente reflexión «TRASLACIÓN ESTACIONARIA» es «Mencey Macro» de Canarias, España. De todas maneras pido permiso a su autor con el mayor respeto y comparto con mis colegas lectores esto que nos acerca a nuestra realidad oculta.

Se ha publicado bajo el título original «Argentinos: 20 razones por las que nos odian en el exterior».

«La Soberbia es una discapacidad que suele afectar a Pobres Infelices Mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de Poder». General José de San martín.

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556

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