En honor a los restauradores, nuestras creencias y compromiso generacional con la RD

Por Milton Olivo

Las generaciones gloriosas de RD, como los RESTAURADORES, son las que han tenido la conciencia, de los males acumulados por la patria hasta su época. Han tenido la decisión de resolverlos, la disposición a organizarse, y el coraje de ejecutar lo necesario para triunfar.

A las generaciones de las primeras décadas del siglo XXI de RD, nos toca; pagar la deuda externa, sacar los extranjeros indocumentados, establecer el imperio de la Ley, erradicar la miseria, establecer servicio de salud gratis y poner el país en la lista de los países desarrollados.

Para impulsar el desarrollo nacional, crear parques industriales en cada provincia e instalar agroindustrias en cada municipio y sembrar cada pulgada del país, incluyendo de frutales los parques nacionales, si es necesario decretaré una moratoria en el pago de la deuda externa.

Es criminal que existan desempleados y familias en RD pasando hambre; cuando tenemos ¾ parte del territorio fuera de producción, y millones de brazos desempleados.

Me propongo usar los recursos de BanReservas, Banco Agrícola e invitar a las cooperativas, para enfocarlos a la producción y apoyar financieramente las familias propietarias y los emprendedores.

La historia, el deber y el respeto a la sociedad Dominicana, obliga a recuperar cada centavo robado al Estado. Llevar a la justicia a los responsables, a los funcionarios judiciales que han sido cómplice de la impunidad, y los legisladores que han aprobado estas estafas.

Estamos en un nuevo siglo, nuevo milenio y nuevo paradigma macroeconómico global; no podemos perder un nuevo siglo atado nuestro pueblo a la corrupción, los negociados de las élites y la miseria. Es la década del despertar y el desarrollo, el pueblo, merece vivir en la abundancia.

Para erradicar la miseria:

Los terrenos del CEA deben ser repartidos equitativamente por familias de a 200 tareas, deben reinstalarse los ingenios azucareros y convertir esas familias en colonos azucareros; sacar de las bóvedas los recursos públicos para incentivar la producción.

La grandeza de un pueblo no se mide por el número de sus habitantes, ni por el tamaño de su territorio; como la grandeza de un hombre no se mide por su estatura: su medida lo determina su nivel de justicia, la inteligencia de su sistema, su productividad y la virtud que posee.

El autor es: Candidato presidencial del Movimiento Patriótico Quisqueya Potencia

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