El cínico teatrista asesino de Emely Peguero y su bebé se grabó el guión y agrega que ella tomó pastilla, ni él se lo cree

Por Sin Reservas

El cínico asesino de Emely Peguero y su bebé, como condigno falaz de su madre, Marlon Martínez, no solo pidió perdón y «su justicia», sino que se aprendió el guión y lo vació casi perfecto, con la mala suelte de que ni él mismo se lo cree. Y si el Tribunal utilizara detector, de seguro no hubiese pasado del primer acto.

El lóbrego «asesino de su propio hijo» se inventó ante los jueces del Segundo Tribunal Colegiado de San Francisco de Macorís, que la víctima de él y su madre, le dijo que «se tomó una pastilla» (queriendo engañar, con que eso le habría provocado un aborto) y como Emely y su bebé, no pueden defenderse, piensa que sus falacias, pueden sacarlo de la justa condena civil.

Con lo relatado por este sujeto, determinamos que se está preparando para desde la cárcel producir libretos de novelas u obras de teatro.

A continuación el guión relatado por este criminal:

Al pasar el tiempo la familia de Emely, me dio permiso a tener relación en ella, y siempre… en el tiempo que entré en noviazgo, es decir, siempre, iba y visitaba la casa y así por el estilo. Y luego llegó un momento en que, en nuestra relación, Emely, salió embarazada de mi.

Y en ese transcurso los dos estábamos bastantes nerviosos por lo sucedido; porque somos jóvenes y la falta de madurez y responsabilidad estaba encima de nosotros.

Y una gran parte del nerviosismo de mostros es, qué podía ser la reacción de su papá. Y mi mamá no era que no estaba de acuerdo con el embarazo, sino que no estaba de acuerdo que no asumiera la responsabilidad, que no me presentara.

Y yo formalmente, ya después de un tiempo que se supo que estaba embarazada, primero me presenté con Adalgisa, y dije que yo iba a asumir la responsabilidad y todo lo que sea necesario yo estaré presente.

Luego como dos días después me presenté con mi padrastro Roberto, a lo mismo, a representarnos…, a que íbamos asumir la responsabilidad, y que no pasaría nada.

Luego el día 22 de agosto del 2017, en la noche, me presenté a la casa de Emely, porque la señora Adalgisa y Emely, días anteriores habían ido al médico sobre el embarazo.

Y estábamos presentes Adalgisa y Leidy, la hermana, es decir, la familia completa. Yo estaba incluido ahí. Y en ese transcurso…, yo no sabía cuándo era el día en que se iba recoger esos resultandos, en el cual ellos fueron a hacerse.

Entonces esa noche Emely me comentaba de que ella quería que yo fuera a buscar con ella esos resultados, lo cual nunca le dije un no. Yo accedí sin problema. Siendo el padre del niño que iba a nacer, tengo que estar presente.

Y entonces Emely, me dijo que esos resultados iban a hacer al otro día. No lo consulté ni con mi mamá, no lo consulté ni con Adalgisa, si era al otro día, yo confié en ella.

Y luego de esa noche yo me fui para mi casa, es decir, allá mismo a Cenoví y ella me había comentado, ya cuando yo estaba en mi casa, de que no soportaba los malestares que le daban y todos los pensamientos que le pasaban por encima. Y de acuerdo a eso «me dijo que se tomó una pastilla, no sé de qué».

Entonces al otro día, temprano en la mañana, fuí a su casa, no entré a su casa, me quedé en el auto, la esperé afuera, ella vino y se montó. En el transcurso del camino Emely, ya cuando estábamos entrando a Macorís, les estaba dando un poco de malestares por debajo del estómago.

Y yo le preguntaba que dónde fueron esos análisis, porque yo no estuve presente dónde era, no sabía, por eso le pregunté a ella; y lo que me contestó que no era para ese día, que había que irlo a buscarlo, que se equivocó, que no era para ese día.

Ya que estábamos entrando a Macorís, que era donde se situaba el apartamento donde ha estado viviendo mi mamá por los últimos siete meses, ya estábamos cerca de ahí, y los dos estuvimos de acuerdo de que fuéramos al apartamento, para que podamos dialogar entre nosotros, en privado, porque muy pocas veces hemos tenido esa oportunidad de hablar en privado.

En ese momento, vi hacia el apartamento, me parqueé afuera del apartamento, y los dos nos apeamos del auto y vamos a subir al apartamento. Cuando entramos, el apartamento queda en el cuarto piso y esos días el ascensor no estaba funcionando y escogimos por la escalera, lo cual ella estaba teniendo déficit para poder subir porque le estaba molestando mucho por la barriga.

Cuando llegamos al cuarto piso, entramos al apartamento, no había nadie, abrí con mi llave… y estábamos allá, ella se sentía un poco mareada. La llevé hacia la primara habitación que queda a mano izquierda , casi al lado del baño, y la recuesto ahí.

Me dijo que le llevara un vaso de agua, voy a la cocina y le busco un vaso de agua. Cuando regreso, trato de darle el agua, pero ella se encontraba muy nerviosa y estaba sudando.

Ya pasando un tiempo ella no se sentía bien, estaba temblando, sudando y me percaté de que ella estaba sangrando por su parte íntima. Yo en ese momento fue cuando me puse aún más nervioso de lo que ya estaba sucediendo.

Y lo único que me llegó a la mente fue que la cargué y la llevé hacia el baño. Y cuando la llevo, lo único que se me ocurrió fue echarle agua por la parte íntima por donde estaba sangrando. No le quité la ropa, solamente le echaba agua. Los nervios me… no encontraba que hacer.

Luego la recuesto de nuevo en la cama, luego solamente quedó… no se movía ni nada… en ese momento quedé en blanco, y no supe que hacer, no supe que pudiera hacer, quien llamar. Lo único que se me ocurrió fue que… quedé como paralítico y solamente me senté en el suelo y duré 15 minutos o 10 mirando, no sabiendo que hacer.

Se detiene la novela…

Y el «hijo de su madre» se coloca las manos en la cara, se sienta y demuestra como estar estatico. El abogado se le acerca y le secretea algo. Uno de los policías le retira el micrófono.

El individuo se repone y suelta la siguiente perla:

No puedo seguir y, solamente quiero ya añadir una sola cosa:

Yo quiero que se haga justicia, pero como dice la norma, como dice la ley, no como todo el mundo quiere. Y también, no hay ninguna posibilidad alguna de que mi mamá esté involucrada en esto. Porque cada momento decidía. Mi mamá estaba en Santo Domingo, con la abuela de Emely.

Nosotros apoyamos su pedido de «perdón», pero acompañado de por lo menos 80 años de cárcel, 40 por cada víctima.

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