De estrategias y tácticas fallidas

Por Guillermo Cifuentes

“Qué difícil se me hace, cargar todo este equipaje, se hace dura una subida al caminar. Esta realidad tirana que se ríe a carcajadas, porque espera que me canse de buscar.” Llegado a la isla por culpa del pecado. Fue columnista del diario “La Discusión” de Chillán, (Chile). Guillermo Cifuentes
 
“La resignación es una de las armas preferidas del demonio”. Papa Francisco

Estaba escribiendo unas notas con las que quería iniciar una reflexión acerca de las consecuencias de la ausencia de izquierda y hasta de pensamiento progresista en la transición democrática. De lo complicado que resulta tratar de combatir un “proyecto autoritario de largo alcance” con acuerdos electorales, que aunque repetidos cada cuatro años, son de “corto alcance”.

En eso me emburujé con la visita del Papa a México y esperé hasta que el avión despegó de Ciudad Juárez una palabra sobre Marcial Masiel, líder de una secta católica de pederastas o que saludara a los familiares de los 43 de Ayotzinapa. Nada, pensé que no debía resignarme, aunque tuve que aceptar que la oración junto a la tumba del Obispo Samuel Ruiz era un signo potente de reconocimiento a quienes han optado por la santidad a pesar de los desplantes de los santones, de sus hermanos de “báculo y de mesa”. Por si no lo saben, cuando “Tatik” Samuel murió en 2011, la Conferencia Episcopal Mexicana solo envió un nota.

Pero un argentino nunca se equivoca, solo se le olvidan algunas cosas y todavía no aterrizaba en Roma cuando nos tenía de nuevo “saltando en una pata”: “una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano. Sobre si aconsejaría votar o no votar, no me meto”, prosiguió Francisco. “Solo digo: este hombre no es cristiano”. El mensaje cerraba muy bien con lo dicho en sus homilías acerca de la necesidad de abrir puertas. Seguro que en el patio esto tendrá efectos, pero el primero que se conoce luego de este inusual ‘streep tease’ político religioso. sin duda provoca confusión y hasta miedo.

Irrumpe la santidad del “único” dejando en suspenso su propia orientación religiosa. Después de pedir que el Presidente de la República haga profesión pública de fe (o de no fe) Testigo de Jehová no es. Mormón tampoco.

Por lo poco que conozco de la Doctrina Social de la Iglesia o del magisterio sobre los laicos, no parece estar inspirada esta verdadera cruzada en una pertenencia a la comunidad católica. Es cierto que, si es católico, puede hacer pública su fe, pero no puede exigírselo a nadie. Desde hace mucho, mucho tiempo, una intervención de ese calibre es impresentable, especialmente, para volver a Francisco, en el Año Jubilar de la Misericordia.

Y qué tal si aparece alguien metido a político, ateo hasta la tambora, y hace el listado de los divorciados del “anillo” (no están el plena comunión con la Iglesia), o de los no creyentes. Pero como Dios escribe con la letra torcida, es bueno saber el contenido del cambio: para ser ministro del “único” hay que ser bautizado, confirmado y casado por la Iglesia (con la señora o el señor actual). El Señor nos salvará de tamaño papelón haciendo que hable mucho, hasta que un día, en unas semanas, incorpore en una de sus propuestas: el muro.

Para justificar un ‘chin’ no haberle cambiado el título al artículo, vuelvo a la motivación original.

La resignación es la “Entrega voluntaria que alguien hace de sí poniéndose en las manos y voluntad de otra persona.” Y esa ha sido la historia para izquierdistas y progresistas; ahora ante la ofensiva religiosa y fundamentalista tienen la última oportunidad de buscar una salida digna. La otra, si quieren los cargos electivos que les deben, el porcentaje para mantener el reconocimiento, y algún dinerito para la campaña, por lo menos, tendrán que bautizarse.

cifuentes.guillermo@gmail.com

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