Es el sistema electoral, estúpido (2)

Por Guillermo Cifuentes

“El caso de las primarias abiertas sería, y yo lo digo… sería la antesala de la destrucción del sistema político en República Dominicana”, Freddy Ángel Castro. (14 de septiembre de 2017)

Había pensado escribir sobre el reglamento de las primarias abiertas, voluntarias, simultáneas y vinculantes que deberá entre otras cosas permitir rebajar el presupuesto de los cinco mil millones. Quedará para la próxima semana con un nuevo incentivo, el anuncio de que los partidos deben decidir en octubre cuál será la modalidad a utilizar “para hacer el reglamento” dicen desde la Junta. Extraña pretensión, pues ningún partido podrá decidir nada si no conoce el reglamento que servirá de norma de las metodologías a elegir. Esa extraña costumbre que instalaron los ingleses, cuando todavía comían con la mano, apenas iniciado el siglo XIII, mantiene su aroma, las leyes deben ser anteriores a la ocurrencia del hecho que sanciona o regula. Entonces a trabajar, el reglamento debe ser exhaustivo, no dejar nada fuera de las posibilidades que establece la ley.

Hace tiempo anotamos que no teníamos más esperanza respecto de la ley de partidos que las primarias, decíamos que creíamos que sería lo único nuevo y que perduraría de esta ley que terminó siendo lamentablemente una mala copia de las reformas que regenteó Balaguer, que si sabía hacer cosas perdurables aunque nunca aprendió a hacerlas democráticas. Es todo tan primoroso que hasta los engañados son los mismos, pero con menos talento.

En todo este enredo, es difícil poder hilvanar algunas ideas respecto a que mantiene en lo principal el espíritu de la norma balagueriana, pero tratemos de aclararnos el panorama confundidos como estamos después de ver en la Marcha Verde al señor de los invernaderos y al partido que paga los abogados de dos de los encartados en el caso de Odebrecht, esa es una forma de presión política inaceptable si lo que se desea es lograr justicia.

No se debe ignorar que lo que se está prefijando para bien o para mal, es el sistema electoral que determina “las reglas a través de las cuales los electores pueden expresar sus preferencias políticas y mediante las cuales es posible convertir los votos en escaños parlamentarios (en caso de elecciones parlamentarias) o en cargos de gobierno (en caso de elecciones para presidente, gobernador, alcalde, etc.).”(Nohlen) En medio de la confusión, en mi opinión, hay demasiada gente escrutando al “toro que no es”: la reelección, que creo que va, si va, por un carril distinto de lo que deben ser las leyes electorales. Si hay voluntad y recursos políticos y de los otros el intento lo harán y el resultado que algunos no desean no está en la forma en que negoció el PRM, pues el PRM ni negocia, ellos prefirieron que todos votaran mal y vocearlo con pedantería a que votaran 27 de una forma y los otros y otras de manera opuesta.

Anoto esto, pues aun con la reelección rondando no debe ser el principal motivo legislativo, ya confesé antes mi definitiva incapacidad para entender la relación entre las primarias abiertas y la reelección, lo que ha sido confirmado por el expresidente Fernández que dice que gana de calle en cualquier modalidad de primarias.

El “genio concertador” va a tener que prodigarse en poner al día y en posición el padrón que le resultó tan caro y que podría terminar en la más completa inutilidad.

Entonces, si no es la reelección, el tema es construir democracia electoral y Nohlen, recuerda que sobre el tema hay “dos posiciones totalmente contradictorias: mientras algunos asocian la calidad de la democracia con la cuestión del sistema electoral, otros atribuyen al sistema electoral solamente una importancia política menor e, incluso, así despreciable. Ambas posiciones son insostenibles. La primera desconoce que el desarrollo político de un país no puede explicarse de forma monocausal, sino que está determinado por varios factores de distinta procedencia. En cambio, en contra de la segunda posición puede presentarse un gran número de evidencias empíricas que confirman que los sistemas electorales tienen consecuencias sobre el comportamiento electoral, los resultados electorales, la conformación del sistema de partidos y sobre la distribución del poder en un régimen político determinado”.

Ahí debería centrarse la discusión, cuánto cambia y mejora la representación si todo sigue quedando como está, si no se ocupan de estos temas el día de la elección por la noche lamentarán haber equivocado de toro. Lo más evidente del abandono del PRM de los acuerdos con el grupo de los 11, es que los partidos del sistema operaron protegiéndose, cuidando los cuartos que entrega el Estado y todavía sin ninguna manifestación crítica frente a un sistema electoral que tiene entre sus rarezas elegir diputados con el método proporcional y senadores con voto indirecto y uninominal y sin atender sobre todo al sistema de partidos manteniéndolo poco competitivo y por tanto con pocas esperanzas de alternabilidad, haya o no reelección.

Entonces, como decíamos arriba, la próxima semana hay que comenzar a vivir las primarias abiertas, voluntarias, simultáneas y vinculantes, y lamentablemente nada se va romper todavía, pero los partidos, especialmente los chiquitos, tienen la oportunidad que comenzar a mejorar su suerte y la de una alternativa tan necesaria como urgente.

cifuentes.guillermo@gmail.com

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