La otra pandemia

Por Ricardo Bustos

Los primeros días de la Cuarentena, todos buscábamos la forma de comunicarnos con todos. Era como una desesperación formar grupos nuevos o integrarse a los ya existentes. Juegos de chicos que empezaban a ocupar las vidas de los mayores, un consumo masivo de películas solos o en pareja como si nunca hubieran visto alguna antes.

Todo esto, quizá se pueda justificar por una razón de lógica que es el encierro obligado para evitar el contagio.

En todo ese espacio de tiempo, los mayores pasaron por alto un detalle y es la falta de preocupación que han tenido en su gran mayoría, por la salud mental de sus hijos. Hoy, como una bomba de tiempo, el desgaste está permitiendo que aparezcan en la superficie muchas miserias que estaban debajo de la alfombra en muchos hogares.

La sana convivencia no es verdad que exista en todos por igual y mas de uno espera la caída del sol para «huir» del encierro hipócrita con la excusa de ir a caminar por los parques o plazas.

En muchos lugares del país han aumentado los trámites de divorcio y algo más grave, han aparecido casos de suicidios en adolescentes y jóvenes.

Mientras se sigan escondiendo los dramas que está padeciendo la sociedad por esta cuarentena, los resultados serán cada día más dolorosos.

La Escuela no volverá pero los niños necesitan encontrarse con sus compañeritos de aula para sentir que no están encerrados. Aunque no den clases, algo habrá que hacer para que los chicos vuelvan a la Escuela aunque sea para jugar y sentir los gritos de alegría, clásicos en cada jornada compartida.

Es probable que una gran mayoría no coincida con este pensamiento por no querer aceptar que es un grito de silencio que nadie puede ignorar.

En el otro extremo de la vida, esta semana en la Capital de la Provincia de Misiones, una pareja de abuelos llamó a la Policía y no por padecer un ataque o robo de los delincuentes, sino porque tenían la enorme necesidad de hablar o tomar un mate en compañía de alguien ya que están solos.

Hay muchos dramas que no se ven… pero existen.

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi, Misiones, Argentina
DNI 7788556

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