Les llamaron «cabecitas negras» y hoy no saben como reivindicarlos (Somos seres humanos)

Por Ricardo Bustos

Desde niño, aprendí que no hay blancos, morenos, gorditos, delgados, altos o flacos diferentes a mi. Soy igual a todos.

En ocasión de realizarse el funeral por el fallecimiento de Diego Armando Maradona, dentro de la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo Nacional Argentino, lamentablemente he podido comprobar algo que sospechaba, estaba ocurriendo en mí país.

La Barbarie, es el modo de vida de una gran mayoría de Argentinos. La falta de educación e instrucción, da como resultado lo que mostraron al mundo los canales de TV con golpes, piedras, botellas, arrojados hacia la Policía porque no se podía avanzar.

En Argentina, las masas no aceptan un «no se puede», porque esa frase se considera, gracias a las ideologías, sinónimo de represión, no de orden.

Por mí edad, ya no tengo esperanza de volver a ver la Argentina que conocí. En mí país no te mataban para robar y se drogaban unos pocos, aunque «curdas» siempre hubo. A la Escuela íbamos a Estudiar, no a comer, porque, aún en la pobreza Mamá o la abuela cocinaban en casa y se respetaba a los Maestros o Profesores.

Nuestros «hermanos latinoamericanos» vivían cada uno en su tierra y todos nos arreglábamos como podíamos. No había indocumentados que cobraban planes sociales, no teníamos Villas de Emergencia, aunque si barrios de gente humilde pero de trabajo, con la familia como bandera, dónde las palabras Madre o Padre eran más fuertes que el ruido de un cañón.

No andaba la juventud a la madrugada haciendo «nada» por las calles y boliches no existían en la cantidad o sin control como ahora.

El poder político fue ocupando cada vez más lugares que pertenecían a las familias y llegamos a este tiempo donde lamentablemente ya no hay retorno. Se perdieron varias generaciones a manos de sucios políticos que lucran con la ignorancia y la pobreza de la gente inocente.

El universo es sabio y sabrá cómo recomponer ese tejido social que destruyeron en nombre de la Democracia y las Instituciones. Mentiras totales con resultados a la vista.

Quizá, dejarse dominar, está en los genes de aquellos a quienes hicieron creer que, «pobreza y cabecita negra» significaban lo mismo y pertenecer, empoderaba al pueblo para hacer lo que le venga en ganas y así nos fue y nos va… y seguramente, cada día, mes o año que vivamos dentro de este hermoso territorio seguirá siendo nuestro calvario provocado por la grieta de la ideología.

Tarde, pero impulsada por una nueva generación que no admite ningún tipo de discriminaciones, Su Santidad ha tenido que contradecir a una ideología que borra con el codo lo que escribió con la mano.

El mundo entero, en su momento reprodujo y criticó los dichos de Eva Perón, a quien en Argentina, muchos llamaron «La Abanderada de los humildes». Eva Perón, esposa del mismísimo General Juan Domingo Perón, llamaba «Cabecitas negras» a todos los niños morochitos. Con el tiempo esos niños crecieron y siguieron siendo «cabezas negras». Nadie se quejaba, era como un orgullo pertenecer al grupo de «cabezas negras».Eva Perón

Hoy, muy afín a las ideas del peronismo, …El Papa Francisco condenó la discriminación a «cabecitas negras… bolitas y paraguas».

Para quienes no somos racistas ni discriminamos entre pobres o ricos, ya es tarde para llorar porque cuando en un país se sembró de clavos «miguelitos» la ruta del progreso, educación, instrucción y nutrición, el sentido de Nación o República ha dejado de existir y se perdió la identidad, condición indispensable para sentir que lo nuestro es aquello que amamos y nos pertenece por derecho propio.

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi, Misiones, Argentina
DNI 7788556

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