Nuevas generaciones perdidas en un país rico

Por Ricardo Bustos

La culpa no es de los que estuvieron antes, la culpa es de todos, los de antes, los de hace más de medio siglo, los de ahora y por lo visto, de los que vendrán.

Un país rico como Argentina, que reconoce hoy tener al 63 % de sus niños pobres, no merece ser tenido en cuenta para intentar ayudarlo ni siquiera por razones humanitarias, porque este es el reflejo crudo, cruel, vergonzoso de la baja y corrupta falta de sentimientos de las dirigencias políticas que vienen gobernando la Nación renovando bancas con las mismas ideas e ideologías progresistas mentirosas, sean de Derecha o izquierda, en algún lugar se encuentran y son socios, pero en las ganancias.

Los niños que hoy no reciben las proteínas y vitaminas necesarias para su desarrollo, son generaciones perdidas intelectualmente hablando y ni hablar de la parte que corresponde a su físico.

Mucho antes que apareciera esta pandemia del Coronavirus, tenía Argentina, más del 50 % de niños desnutridos o mal alimentados. No existen controles para determinar las necesidades imperiosas de los niños.

Hay parajes desolados en el interior del país, donde faltan agentes sanitarios. Ellos se mueven en Bicicletas con sus mochilas al hombro y visitan a la gente más vulnerable para tratar de controlar su estado de salud.

Las grandes Ciudades, cuentan con sistemas de salud que, aún en momentos como el que estamos viviendo, pueden absorber pacientes, con o sin Obra Social.

Según el último estudio que realizó Unicef, la cantidad de niños y niñas pobres pasaría, así, de 7 millones en diciembre de 2019 a 8,3 millones a fin de 2020.

Según Unicef, La disminución de los ingresos impactó, sobre todo, en el consumo de alimentos. Hubo un significativo aumento de los programas alimentarios como la tarjeta ALIMENTAR, por ejemplo. Hoy alcanzan al 36 % de los hogares, frente al 19 % en abril. No obstante, el porcentaje de hogares donde la falta de dinero hizo que dejaran de comprar algún tipo de alimentos apenas disminuyó en una leve proporción: del 28 al 26 %.

Y la concurrencia a comedores populares aumentó del 8 % al 10 %. Una de las razones es porque -según la encuesta- el acceso a los mismos mejoró notablemente: en abril, el 8 % de las personas que concurrieron a un comedor reportaron problemas para acceder o retirar viandas; en julio este porcentaje se redujo al 1 %.

Obviamente el coronavirus afecta la vida de los chicos y las chicas de todas las clases sociales, pero en las familias más pobres el impacto es mucho mayor”. En el 15 % de los hogares encuestados se tuvo que recurrir a algún préstamo o fiado por parte de algún comercio para comprar alimentos.

El porcentaje aumenta al 29 % cuando el hogar no tiene ingresos laborales, al 25 % en barrios populares y al 22 % para los titulares de la Asignación Universal por Hijo.

A todo este drama, debemos agregar los graves conflictos sociales en muchos hogares donde la instrucción y educación no brindó oportunidades a sus moradores y se refleja en el aumento de consumo de Bebidas como Cerveza, vino, vodka o fernet, con una total falta de consideración hacia los niños que no reciben por parte de esos Padres las dosis de leche necesaria cada día.

«La vida no pasa, somos nosotros los pasajeros».

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556

Leave a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.