Un nerviosismo fraudulento

MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera

El asaz triunfalismo nervioso que se ha apoderado de la psique dirigencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), otrora soberbia y petulante, no es cualquiera que la puede explicar. Sólo los curtidos en el conocimiento de los procesos electorales dominicanos están en capacidad de comprender lo que está sucediendo y lo que pasará.

Por lo pronto, digamos que a título de entrada, es innegable que con el avance tecnológico, el fraude electoral aunque no  ha desaparecido ni vaya a desaparecer, ahora es más difícil, y que cada día que pase será casi imposible burlar la voluntad popular sin consecuencias ejemplarizantes.

Ante esa realidad tan manifiesta, es de suponer que luego de la avasallante parafernalia utilizada en los órganos del partido morado y el soborno colectivo puesto en práctica en el Congreso Nacional para imponer la reelección, entre otras muchas cosas, cositas y cosotas, por la ambición desmedida de Danilo Medina, se esté pensando en travesuras aviesas.       

Se me ocurre que es conveniente recrear algo que a lo mejor, ya no se tiene en cuenta; si antes ser un delator, un calié, un confidente o amigo del Jefe era un privilegio y también un depravado orgullo, ya no. De una forma poco menos que milagrosa, gracias a las redes sociales de la internet, todo mundo que así lo quiera puede ejercer su afición al espionaje sin, necesariamente, esconder su identidad; y, de esa forma, hacer sugerencias que podrían aportar soluciones.

Nada menos en estos días un seguidor de esta columna me escribe, y me dice que para resolver el tollo institucional que ha prohijado el PLD en el país, bastaría con que se vote en el Congreso una Ley de partidos políticos equitativamente decente, que los miembros de la Junta Central Electoral sean elegidos por el voto soberano del pueblo en un escrutinio especial, lo mismo que los jueces de la Suprema Corte de Justicia y la instauración constitucional del voto electrónico.

El ahorro que esas medidas les proporcionarían al erario es inconmensurable en el tiempo. El solo hecho de pensar que desaparecerían el dañino populismo político y el aberrante asistencialismo de los que detentan el Poder, no importa quienes sean, entraña una esperanza. ¿Inútil? ¡Oh no, Pedro Flores!…

COMMENTS

Leave a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.