Ya no somos adversarios… ahora enemigos: Una maldita «grieta» cada vez más cruel en Argentina

Por Ricardo Bustos

Felipe Pigna, en «El Historiador» entrevistó a Nicolás Shumway, un intelectual norteamericano, que investigó mucho sobre la Argentina. Un hombre que se enamoró del país allá por el 1975, y trabajó mucho sobre las ideas en el libro «La invención de la Argentina, historia de una idea», una mirada sumamente interesante sobre la historia del país que se publicó primero en inglés en el año 1991 y luego en español en el 1993. 

Fue profesor de la Universidad de Texas, de la Universidad de San Pablo, de la Universidad de Yale, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos, en la Universidad de Texas, y decano de Humanidades de la Universidad Rice, de Houston. Abre la puerta a la investigación sencilla sobre el pasado de Argentina y «la grieta» sin tiempo que venimos arrastrando. 

Como nos gusta a los argentinos con el «guiso quemado», me propongo rascar el fondo de la olla para traer al presente parte de la historia argentina en pos de tratar de comprender ¿por qué nos pasa… lo que nos pasa?.

Históricamente, hemos debatido entre católicos y protestantes, unitarios y federales, peronistas o radicales, comunistas o liberales y tantas otras posiciones ideológicas que se han presentado a lo largo de nuestra vida institucional como país. Nos refresca la memoria Shumway, cuando desnuda la realidad de una época confusa de Argentina, tiempos en los que todo se arreglaba con guerras, fraudes y destierros. 

Otra grieta

«Los ejércitos de De Rosas y De Urquiza, chocaron en Caseros (espacio físico que hoy ocupan la Estación del Ferrocarril San Martín y el edificio Municipal del Partido de Tres de Febrero) el 3 de febrero de 1852. 

Aunque militarmente hubiera sido más correcto que De Rosas, fuera a esperar a las tropas de Urquiza, lejos de la ciudad, la baja moral de sus hombres, le impidió mandarlos lejos, donde no pudiera vigilarlos. Los hombres del entrerriano Urquiza, derrotaron a las fuerzas de De Rosas, en menos de medio día. 

Temiendo por su vida, De Rosas, redactó una precipitada renuncia a la legislatura, se disfrazó de gaucho y huyó a «la casa del encargado de negocios inglés» Capitán Robert Gore, de ahí, junto a su familia, fueron transferidos al buque HMS Conflict rumbo al exilio. 

El temible general Juan Manuel de Rosas, ya sin chances de retomar su carrera, se instaló en Inglaterra, en una pequeña granja cerca de Southampton, donde pasó la vejez en la soledad y la autocompasión. 

Hubo Rosistas, sobre todo en las clases populares, que siguieron siendo fieles, pero «la mayoría de sus seguidores ricos, incluyendo entre ellos a su primo Nicolás de Anchorena, se apresuraron a hacer las paces con los nuevos gobernantes, demostrando una vez más que el dinero y no los principios, era su mayor preocupación. Irónicamente, 

De Urquiza, se volvió el principal defensor de De Rosas, en la Argentina, y no solo trató (inútilmente) de proteger la propiedad de Rosas contra la confiscación, también le envió al exiliado, dinero para su manutención. 

Incorregibles

Somos incorregibles y tratamos de borrar todo aquello que nos complica nuestra caprichosa manera de expresar las ideologías, aún sabiendo que de ello, no sabemos nada, pero como siempre escuchamos a «los que saben», seguimos con la misma cantinela. 

El dirigente Radical platense Dr. Ricardo Balbín, despedía en el Congreso de la Nación los restos del General Juan Domingo Perón, como «viejo adversario despidiendo al Amigo».

El General Justo José de Urquiza, enviaba dinero a su antiguo enemigo, el General Juan Manuel de Rosas, para que en tierras de un país enemigo como lo era Inglaterra, pueda sobrevivir sin sobresaltos.

Los herederos de aquellas ideologías, en el siglo XXI, siguen peleando y discutiendo ideas, olvidando que el sacrificio de aquellos líderes que se enfrentaron porque trataban de ayudar a dar a luz a una nueva nación, dejaron su honor y orgullo para dar paso a las nuevas generaciones que, equivocadas o no, debían responsablemente buscar el camino que los condujera hacia ese destino de grandeza que tanto soñaron. 

«Durante el tiempo en que presidí el gobierno de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, con la suma del poder por la ley, goberné según mi conciencia. Soy pues, el único responsable de todos mis actos, de mis hechos buenos como los malos, de mis errores y de mis actos». Frase de Juan Manuel de Rosas.

«Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar en el modo que lo hice, a la caída del general De Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mi». General Justo José de Urquiza. (El general De Urquiza, fue apuñalado y murió en el Palacio San José de Entre Ríos.

A los responsables políticos de la Argentina actual, les cabe la responsabilidad de limar asperezas y buscar el diálogo en medio de tanto divorcio social que nos destruye como personas. De ellos depende. 

«Prohibido romper amistades por causa de la mala política»

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi, Misiones, Argentina
DNI 7788556

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