Así pensaba Lilis y terminó en un cajón (Décima)

Por Juan Tomás Valenzuela

El pueblo que este anodino
describe en su rendición,
puede que sea el de Rondón,
el de Temo o de Quirino,
o el del protervo adivino
que trajeron de Nigeria,
o el de los monos de feria
que estaban frente al congreso, 
vitoreando por dos pesos
a este hacedor de miseria.

La sociedad opulenta
que describe el presidente,
no es tan cool ni reluciente
como él sutilmente ambienta.
La realidad es más cruenta
que la simple explicación,
de este ungido cachetón
que con truquitos de magia,
hace de la coprofagia
su más descriptible don.

Danilo habló en la asamblea,
cual quien no quiere la cosa,
de una nación fabulosa,
mucho mejor que Corea.
Nada que ver con la aldea
donde viven los vasallos,
en donde este papagallo,
con su cara de pendejo,
mantiene a todos perplejos
morando en tubos de ensayo.

Volvió con el mismo cuento
del millón quinientos mil
que sacó de un cuchitril
a un sector más opulento. 
No eruptó en ningún momento
que duró la transmisión.
Es decir, que este bribón
Se traga sus propios cuentosi,
sin sentir el mal aliento
que deja ese tiburón.

El imperio que Danilo
describió en esta asamblea,
se acerca más a Crimea
que a los palacios del Nilo.
El se siente muy tranquilo
apañando corrupción,
pues dizque la oposición 
no existe en este país.
Así pensaba Lilis 
y terminó en un cajón.

Juan de los Palotes 
27 febrero 2019

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