Esta buena para nada gana más que un general (Décima)

Por Juan Tomás Valenzuela

Los hijos de funcionarios
no podrían tener más suerte,
con un poder que pervierte
al hombre más legendario.
Pues desde un perito agrario
a un master de economía,
todita la cofradía 
del partido de Juan Bó
literalmente becó
a toda su dinastía.

Desde los de Alejandrina 
a los de Temo Montás,
Rubén Bichara y demás,
incluyendo las bocinas,
se gastaron una mina 
del dinero del Estado,
enviando a hacerse post grados
a academias extranjeras,
sin que en ese grupo fuera
ni un sólo desarropado.

Se fue Ariel (el Arielista),
cuyo mérito académico 
es ser hijo de un polémico, 
lameculo y arribista.
También engrosan la lista
los vástagos de Amarante,
que aunque no hacen consonantes 
sus nombres con la prudencia,
se hicieron masters en ciencias,
aún sin ser nada brillantes.

Los hijos de Alejandrina,
los sobrinos de Pechito,
la sobrina de Cabito 
con su boca de letrina,
que hasta fue nombrada en Minas
como Escoria Nuclear.
Aún sin saber calcular
lo que es la raíz cuadrada,
esta buena para nada
gana más que un general.

Los méritos académicos 
que acumulan estos chicos,
llevan todo asteriscos
por un problemita endémico.
Aquí se ha vuelto pandemico
que con cuartos del Estado,
cualquiera que esté pegado
o este cobrando borona,
mande un hijo a la Sorbona
para hacerse licenciado.

Aquella becas a Utah 
que dieron cuando Leonel
a tó el que había sido fiel
aún sea un hijuelagranputa,
marcó la primera ruta
de inequidad académica.
Si esa vez hubo polémicas,
por aquel favoritismo,
Danilo vuelve a lo mismo
designando funcionarios,
hijos de estos dromedarios,
en abierto nepotismo.

Juan de los Palotes
3 agosto 2019

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