Yo sólo tengo las nalgas… y no dan para ofertarlas (Décima)

Por Juan Tomás Valenzuela

La declaración jurada
que presento por mandato,
constituye en desacato
frente a las ya presentadas.
Yo tengo, lo que Cavada
tenía cuando estaba en Cuba,
más una “finca” de uvas
en el Mercado Modelo,
heredada de mi abuelo
que murió preso en Aruba.

Mi modesta residencia
en un sector exclusivo…
Bueno, en la Loma de Chivo,
me la dió mi tía Clemencia.
Además, tengo una agencia
donde vendo chips de Altice,
gestiono Bienes Raíces
en el Cachón de la Rubia,
y vendo viandas, alubias,
ajo, verduras y “ajises”.

En el rango de vehículos,
el mío no es Hyundai Sonata,
es una guaguita Tata
que me ha costado un testículo.
Además de otros artículos,
que no los tengo en mi casa.
La compraventa “La Grasa”,
que me asiste en mis malarias,
se ha hecho mi depositaria
en situaciones escasas.

En el renglón de “pasivos”
que puedan enumerarse,
tengo cuentas por cobrarse
que superan los activos.
Si hay un calificativo
que defina mis finanzas,
se llamaría Desconfianza.
Como ha dicho Sergio Vargas,
yo sólo tengo las nalgas…
y no dan para ofertarlas.

Cuando oí de los millones
que presentaba La Diva,
namá eche un brinco pá rriba
y me agarre los…
¿Y cómo es que estos cabrones
le cerraron el programa,
a tan exquisita dama,
con tan respetable audiencia,
tan solo por la insolencia
de la Toleta y sus dramas?.

Juan de los Palotes
16 septiembre 2020

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