Coronavirus (Covid-19): Inédita Semana Santa y Domingo de Ramos. Papa: «La vida no sirve, si no se sirve»

Por Sin Reservas

La entrada de Jesucristo en Jerusalén, da inicio a la Semana Santa o Semana Mayor, que es cuando el Mesías en la montura de un burro hace su entrada triunfante ante una multitud que lo aclamaba.

A esta conmemoración se le recuerda como «Domingo de Pasión» o «Domingo de Ramos», y en los oficios religiosos se bendicen las ramas de los árboles, de olivos, palmas, entre otros, pero principalmente de palmas, conmemorando que a su entrada, el Señor, fue recibido alojándoles estas a su paso.

Estas actividades este año hubo que celebrarlas sin la presencia de los feligreses, algo inédito en la Iglesia, a causa de la presencia mundial del virus Covid-19 o coronavirus, que ha causado miles de muertes y reclusión de millones en hospitales, y casi toda la población como presos domiciliarios, para evitar la circulación con tal de detener el contagio.

Por eso, tanto su Santidad el Papa Francisco y toda la Iglesia realizaron los actos en solitario, pero llevados a los feligreses desde la radio, televisión e Internet.

Durante la celebración el Pontífice al presidir la celebración Eucarística recordó que la vida no sirve, si no se sirve, «Redescubramos que la vida no sirve, si no se sirve», dijo.

«El Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, nos invita a no traicionar ni abandonar lo que de verdad importa. A los jóvenes los invita a tomar como ejemplo a los verdaderos héroes de hoy y jugarse la vida como ellos sirviendo a los demás», exholta Francisco.

Mensaje a los jóvenes: “Sentíos llamados a jugaros la vida”

Hoy, a nivel diocesano, se celebra en todo el mundo la XXXV Jornada Mundial de la Juventud. Es por ello que el Papa ha querido enviar a los protagonistas de este día un mensaje: “Queridos jóvenes: Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás”. El Papa ha pedido a los jóvenes que se sientan llamados a jugarse la vida: No tengáis miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganaréis!”

El Papa Francisco, asegura que Dios, nos salvó “sirviéndonos” y nos sirvió “dando su vida por nosotros” porque “Él nos ama, puesto que pagó por nosotros un gran precio”. Con esta aclaración, el Papa ha comenzado esta mañana su homilía durante la Santa Misa del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, en este domingo 5 de abril. El Pontífice ha explicado además que el Señor nos sirvió hasta el punto de “experimentar las situaciones más dolorosas de quien ama: la traición y el abandono”.

La traición. Hagamos un examen de conciencia:

“Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó: «Sea crucificado»”. El Papa Francisco, nos pone delante de esta imagen para que pensemos en las traiciones pequeñas o grandes que hemos sufrido en la vida: “Es terrible cuando se descubre que la confianza depositada ha sido defraudada” dice el Papa, pues “nace tal desilusión en lo profundo del corazón que parece que la vida ya no tuviera sentido”. Francisco explica que esto nos sucede porque “nacimos para amar y ser amados” y es por ello que lo más doloroso es “la traición de quién nos prometió ser fiel y estar a nuestro lado”.

Ante esto, el Santo Padre, invita hoy a que nos examinemos interiormente: “Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de nuestra infidelidad. Cuánta falsedad, hipocresía y doblez. Cuántas buenas intenciones traicionadas. Cuántas promesas no mantenidas”. Además – dice el Papa – “el Señor sabe que somos muy débiles e inconstantes, que nos cuesta levantarnos de nuevo y que nos resulta muy difícil curar ciertas heridas” y por eso  “nos curó cargando sobre sí nuestra infidelidad, borrando nuestra traición. Para que nosotros, en vez de desanimarnos por el miedo al fracaso, seamos capaces de levantar la mirada hacia el Crucificado, recibir su abrazo y decir: “Mira, mi infidelidad está ahí, Tú la cargaste, Jesús””.

 El abandono. En este tiempo de pandemia Dios no nos deja solos

El Papa explica después que en el Evangelio de hoy, Jesús, en la cruz dice una frase, sólo una: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». “Es una frase dura” asegura el Papa, pues Jesús sufrió el abandono de los suyos, que habían huido, pero  – puntualiza – “le quedaba el Padre”. “Ahora, en el abismo de la soledad, por primera vez lo llama con el nombre genérico de “Dios”. Y le grita «con voz potente» el “¿por qué?” más lacerante: “¿Por qué, también Tú, me has abandonado?””.

Francisco, detalla que Jesús experimento este abandono precisamente para servirnos una vez más: “Para que cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, cuando parezca que ni siquiera Dios, responde, recordemos que no estamos solos. Jesús, experimentó el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo. Lo hizo por mí y por ti”.

Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan y con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón “Jesús nos dice a cada uno: “Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene”” asegura el Papa.

¿Qué podemos hacer ante Dios, que nos sirvió hasta experimentar la traición y el abandono?

“Podemos no traicionar aquello para lo que hemos sido creados, no abandonar lo que de verdad importa”. El Papa explica que estamos en el mundo para amarlo a Él y a los demás y mientras el resto “pasa” – dice – “el amor permanece”. En este sentido, el Pontífice ha hecho referencia a la actual situación que vivimos a nivel mundial debido a la crisis sanitaria por coronavirus, asegurando que es un drama “que nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve”. De este modo, pide que estos días santos en casa “nos pongamos ante el Crucificado y pidamos la gracia de vivir para servir”, también que “contactemos al que sufre, al que está solo y necesitado”.

Con información de: Mireia Bonilla, www.vaticannews.va

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