Por Juan Tomás Valenzuela Mientras que las feministas gastan sus cuartos en lipo, los machos buscan un tipo con el que agrandar su lista. Ellas van a la modista para hacerse un traje sastre, y el hombre arrastrando el lastre de sus sueños reprimidos, se lo pega a otro “marido”, ocasionando un desastre. Esto no me pasó a mi… ¡Dios! De ninguna manera, le pasó a una feisbulera que andaba enseñando el fuí. Mientras ella…
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