Y de ellos, treinta y uno, ni siquiera tenían visa (Décima)

Y de ellos, treinta y uno, ni siquiera tenían visa (Décima)

Por Juan Tomás Valenzuela Eligio fue a Nueballol a asumir el Consulado que Luis, le había encomendado por confianza y por honor. El hombre fue con vigor a asumir esa encomienda, pero cuando vió la agenda de ministros y de vices, se le ancharon las narices con toda esta componenda. Cuarenta y siete mañosos que no sirven para nada, cobraban una chingada del modo más oneroso. De esa banda de azarosos, no trabajaban ninguno, y…

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