Por Leonel Fernández Nadie acusó a Dilma Rousseff, la recién destituida presidenta de Brasil, de haber incurrido en algún acto de corrupción. Ninguna voz se levantó en su contra imputándole haber sustraído fondos públicos en provecho propio. Nadie alegó soborno, cohecho o estafa. El propio Senado que la estaba juzgando no encontró la forma de condenarla. No pidió que fuera transferida a la jurisdicción penal a los fines de ser juzgada por comisión de delitos….
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febrero 19, 2024
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