Por Ricardo Bustos Después de nueve meses de aislamiento y frustración anímica, por estrés psicofísico, producto de las malas decisiones gubernamentales, hemos llegado a un punto dónde se hace necesario nos reconozcan como personas en un «todo» y no como potenciales portadores y transmisores de un virus contagioso. Necesitamos cuidarnos pero también trabajar para llevar el pan a la mesa, abonar los servicios esenciales del hogar, compartir con nuestros seres queridos más cercanos aunque sea un…
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