Por Juan Tomás Valenzuela Comentó Abel, entre líneas, que al torneo electoral, quien los va a representar no debe comer gramineas. Que la relación sanguínea ni el contubernio expedito, deben ser los requisitos que promueva a un candidato, como al rufián pelagato que impuso el mudo maldito. Si en el dos mil veinticuatro vuelven a dejar que el ñús sea quien escoja al ”ventú” como elenco de teatro, nos van a poner en cuatro igual…
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