Deberían atender el teléfono cuando llaman desde el interior de nuestra Argentina

Por Ricardo Bustos

Es increíble… El día 19 de septiembre del 2015, escribí esta reflexión 

¿ALGO HA CAMBIADO?

No es la cadena del desánimo quien clama por una mejoría en las economías regionales, una vez más son los Estados Provinciales quienes, casualmente vuelven a estar en el lamentable centro de la escena. Las provincias argentinas en su mayoría, ante el retaceo de la Nación por otorgarles lo que corresponde por coparticipación federal genuina, han debido salir a colocar deuda en cualquier lugar y eso representa también cualquier interés a altas tasas, sumado a ello que antes de comenzar el trámite, si es que consiguen el crédito, primero deben peregrinar por la Casa Rosada para que les firmen la autorización correspondiente.

La mayoría viene arrastrando deudas internas que en muchos casos superan las externas. Se llega al caso de no pagar en tiempo y forma a los proveedores del Estado en temas tan delicados como la provisión de alimentos a los establecimientos escolares a donde concurren miles de niños que cuentan con esa…su única comida diaria o insumos hospitalarios.

Es común escuchar a muchos gobernadores decir que creció la recaudación y la respuesta es más que sencilla. Si todo aumenta día a día, es obvio que los valores del impuesto también se agrandan, por ende como ejemplo si por un litro de nafta, gas oíl, un paquete de yerba o cigarrillos ingresaba un monto, esa misma cantidad ahora se ha quintuplicado en menos de seis meses y ahí está en gran medida el resultado del tan promocionado aumento en la recaudación.

No se quiere reconocer que el aumento en el ingreso fiscal a las arcas del Estado Nacional, es justo la cantidad en porcentaje que subió el costo de vida o la inflación, que automáticamente se debería devolver a los trabajadores en nuevos salarios, insumos para la salud, educación, transportes y obras y obras de infraestructura como aquellas que no se ven porque van bajo tierra pero son tan importantes como las cloacas, desagües pluviales, canalizaciones de arroyos y ríos para evitar inundaciones, redes y transporte de gas que en la mayoría de las provincias del norte-litoral brillan por su ausencia y aún hoy, la gente debe hacer colas de dos cuadras para conseguir una garrafa.

Imaginemos pues que en este año 2015 son numerosas las obras encaradas por el Gobierno que se encuentran paralizadas por los mayores costos o bien avanzando a un paso muy lento, sin olvidar que los aumentos salariales aun no han conformado a la mayoría de los gremios y la actividad económica se encuentra devaluada y en franco deterioro a juzgar por los números que manejan las respectivas Cámaras Empresariales regionales. Si seguimos exprimiendo al interior para generar mayores ingresos, no habrá DGI o AFIP que alcance.

No podemos olvidar que en la década del 90, la utilización de bonos en el circuito financiero generó un deterioro que aún hoy causa terror solo al nombrarlos, pero así comenzó la salida antes de tiempo de dos presidentes en nuestro país. Por mi tarea profesional, recuerdo haber participado en las largas reuniones que mantenían Gobernadores y Legisladores Constitucionalistas por la reforma del año 1994 en la Ciudad de Santa Fé, buscando en el caso específico que nos ocupa algún camino que permita beneficiar a las provincias más pobres bendecidas por el poder central como un cautivo involuntario, pero como el diablo siempre mete la cola, encontramos ahora distritos más pobres con Gobernantes y sus familiares multimillonarios, obviamente con los dineros de la coparticipación que no llega a quien debiera llegar.

Pues bien, si nos informamos como fueron los acontecimientos, la gran mayoría de las provincias aún no han podido ejecutar una orden desde la reforma Constitucional del 1994, referida a la nueva Ley de Coparticipación Federal de Impuestos porque razones políticas de parentesco ideológico las mantiene prisioneras del poder central y alguna solución deberán dar a este problema tan grave quienes rigen los destinos del país y aunque muchos se sientan tocados por las verdades que afloran aceleradamente en cualquier medio periodístico de nuestro país, deberán reconocer que el interior está literalmente parado, las empresas echan gente o la suspenden, ejemplo de ello las automotrices, los negocios cierran por no poder pagar los alquileres brutales ya que algunos propietarios de inmuebles no han tomado conciencia de lo que ocurre con la economía regional, la cadena de pagos está cortada en muchos lugares, por ende los que tienen la posibilidad de invertir, al observar semejante cuadro se van para otros lugares más seguros jurídicamente respetados y económicamente viables.

Ni hablar de la inseguridad, narcotráfico, deserción escolar, aumento en la cantidad de nacimientos de madres adolescentes por un mísero plan estatal, jóvenes que no consiguen trabajo y pierden el entusiasmo por el estudio porque ven que aún recibiendo un título, de lo único que se salvan es de la ignorancia y como ya la conocen se acostumbraron a convivir con ella… lamentablemente.

Si a todo esto le sumamos que se prohíben ingresos de insumos indispensables para medicamentos, elementos quirúrgicos, maquinaria o algo tan normal como comprar dólares, o autorizando a quien pueda o no vender los cereales que son hoy el capital económico mas importante con que el Estado cuenta para su funcionamiento, aún con los bajos precios internacionales. Vamos camino a la autodestrucción y para volver a ser creíbles en el mundo, nos llevará muchos años en la sala de espera, para intentar primero ser recibidos y después ser aceptados como socios comerciales.

Cuando los gobiernos se divorcian de la realidad y siguen subestimando al pueblo, creyendo que solo le interesa ver los programas de Tinelli, la novela de la tarde, el futbol, automovilismo, y cuanto mamarracho invasivo pongan gratis en la pantalla del televisor, irán cerrando cada vez más su propio cerco y terminarán prisioneros en su propia mentira.

Esto ya no es sintonía fina, sensación de inseguridad, reacomodamiento de precios o cuanto nombre quieran ponerle, es un reinado de papel que, con la lluvia se irá desarmando si es que un día cuando amanezca en Argentina no se deciden a producir un cambio que le demuestre a los ciudadanos que pueden volver a creer, eso si, con menos feriados perversos que solo benefician al 10 por ciento de la población que aprovecha para viajar y disfrutar mientras el otro 90 se conforma con mirar.

La vida nos ha premiado con un Papa Argentino, pero el milagro ahora nos toca a nosotros hacerlo. Esperemos que esta vez no nos equivoquemos cuando ingresemos al cuarto oscuro.

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi, Misiones, Argentina
DNI 7788556

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