Hoy la Argentina duele a propios y extraños

Por Ricardo Bustos

Era obvio que después de Semana Santa iba a suceder. Partidos de fútbol, ferias callejeras, bailes (no tan clandestinos) reuniones familiares, cumpleaños, bautismos, visitas entre amigos o parientes de diferentes barrios o pueblos, como si el Virus que nos golpea solo hubiera sido una manga de langostas que pasó por el campo.

Egoísmo, mucho egoísmo en gran parte del pueblo argentino, peleas políticas que agigantan la maldita grieta y ningún control estricto porque perjudica a la hora de juntar votos en las elecciones.

El tejido social y económico de Argentina ha sido destruido a propósito porque cuántos más pobres haya, mayor será la cantidad de ignorantes y analfabetos en medio de la pandemia, sin clases presenciales con muy pocos alumnos que tengan acceso a la tecnología.

Con clases presenciales, los chicos no saben leer ni escribir, sumar, restar, dividir, multiplicar, eso significa que la Docencia tampoco está bien formada para que los niños aprendan y lo lamentable es que el resultado será catastrófico porque de estos estudiantes con muy bajo o casi nulo nivel de aprendizaje, saldrán los futuros Médicos, Ingenieros, Arquitectos, Padres y Madres de un cercano abismo al que inexorablemente caerán si no se revierte antes está crisis provocada por la grieta ideológica.

De estos niños también saldrán los futuros gobernantes. No es solo un problema de Argentina. No estamos solos…

Argentina comenzó a degradarse institucionalmente cuando desaparecieron PJ, UCR, Partido Socialista y Democracia Cristiana, y fueron reemplazados por engendros Movimientos que presumen ser «Organizaciones representativas del pueblo».

No hay más líderes respetados en ninguna ideología y cualquiera decide por las mayorías. El bajo nivel intelectual de casi todos los dirigentes hace inviable un cambio positivo en el mediano plazo. Lamentables perdidas de valores humanos.

“La Argentina, vista desde nuestra perspectiva, tiene una enfermedad muy grave: el odio en la perspectiva política y social. Es demasiado crudo y corta de entrada toda posibilidad de intercambio de diálogo”, introdujo. Y continuó: «Las sociedades modernas son inmensamente complejas y cada vez lo van a ser más. Ello supone que es inevitable que en una sociedad contemporánea existan puntos de vista diversos, desacuerdos, diferencias, percepciones… Esa idea de un mundo pintado de perfecto no existe, es una quimera”.

“Aparecen movimientos radicalizados en distintas esquinas de la sociedad, colocando una causa particular como el centro del universo; una causa que puede ser muy importante, pero en el centro del universo está la lucha por la vida, que es el valor más cotidiano y más trascendente. El querer vivir. Y sin embargo nos olvidamos de eso”.

«…Nuestra cobardía y nuestra desidia tienen la culpa de que el mañana y el ayer sean iguales…», Jorge Luis Borges).

El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi, Misiones, Argentina
DNI 7788556

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